
Nuevos descubrimientos nos dicen que el MGE llegó para quedarse, el único tratamiento efectivo conocido hasta ahora es el domesticarlo. Una de las claves es el tratar de identificar los aspectos más relevantes de su ego el que al ser su mayor característica también representa su mayor debilidad.
Cuando la afectada logra dominar aquel aspecto, el MGE puede ser una gran compañía, pero al no lograrlo, los estudiosos recomiendan hacer un aseo profundo en el hogar y fumigar profundamente, pues uno de estos personajes pueden hacer simplemente intolerable la vida de las afectadas, por lo que resulta nefasto mantenerlo a su lado. Una vez despedido el parásito, en necesario avisar a todas sus conocidas sobre sus características para evitar que otra sea su receptora.
Muchos de estos gnomos sueles ser insoportables, ególatras, egoístas, tarados, etc. Pero muchas veces resultan simplemente adorables, la gracia es saber elegir al maldito con el compartirán el resto de sus días.
Porque ser cuática no es malo