Monday, September 19, 2005

Miénteme por piedad

Dime la verdad, estoy gorda?. No sabría decir cuantas veces he preguntado eso ni tampoco cuántas lo he escuchado. Gordas que preguntan obviedades, flacas constantemente en dietas, víctimas de un mal peluquero que preguntan si se ven bien, etc. etc. etc.

Creo que tenemos graves problemas de percepción o simplemente queremos que nos mientan. Algo nos pasa porque…seamos realistas, cualquiera que se ve al espejo se da cuenta que se le sale el rollo.

Dejemos de lado los problemas de gusto o las malas modas, que esos aspectos son casi imposibles de notar o hacer entender a las posibles víctimas. Siendo bien sincera, no sé qué es lo que esperamos cuando preguntamos cosas como estas.

Hay que ser realistas, estamos viejas y hace rato que nos depilamos ¿cómo es posible que no nos demos cuenta de algunas realidades?. Lo lógico sería que tratáramos de hacer algo para que esas desagradables revelaciones se reviertan y no hacerlas más patentes buscando la aprobación del entorno.

No pongamos a quienes nos quieren en aprietos y tampoco nos conformemos cuando alguien (que no quiere pelear) nos dice que estamos esplendidas. La realidad está en nuestro espejo, no tratemos de evadirla.

Si nos cortamos mal el pelo, si se nos pasó la mano con los asados o si simplemente hacemos que dudamos para que alguien más no diga que somos lindas… asumamos… la única persona que realmente importa somos nosotras.

Deben ser nuestros ojos los que queden conformes y si no lo están… bueno… se caen los aviones, con mayor razón nosotras que somos tan q@tiks.
Porque ser cuática no es malo

Sunday, September 11, 2005

Dime cuánto pides


Hace unos días un amigo me dijo que lo que más quería de una relación era que lo quisieran bien, sin conversaciones dolorosas ni peleas absurdas.

Le he dado muchas vueltas a este asunto de los absurdos y de las perspectivas desde las que se abordan los comentarios y las acciones. La complejidad de los implicados muchas veces hace que lo absurdo sea parte de nuestras vidas.

Me di cuenta de todo lo que pido, que al momento de enumerarlo suena como si fuera mucho, pero en realidad son cosas mínimas que se pueden esperar de alguien que te quiere, pero que en la vida no se da tanto como podríamos pretender.

Entre estos requerimientos básicos está la compañía, pero más allá de la presencia, sino el saber que puedes contar con ese compañero que elegiste. Saber que si estás enferma será el quien tome tu mano y que no le importará fallar a los amigos con tal de ser él quién te recoja al momento de caer.

Creo que es eso ante todo, cambio rosas, salidas, panoramas en general por ese compañero incondicional. Cambio las risas por cariño, cambio el oro por la mano que me ayude a hacer la cama cuando las fuerzas no me permiten hacerla sola y cambio a un buen hombre por otro que me haga sentir querida.

No es que pretenda que mi pareja sea un enfermero incondicional, pero lo que espero de cualquier persona es que entregue tanto como lo que yo ansío dar a quien sea el dueño de mi corazón.

De no existir este príncipe azul con el que sueño prefiero seguir mi camino sola, sin anular las esperanzas que lo hacen realidad en mis sueños porque… ¿quién dice que algún día aparezca y yo no lo vea por estar tratando de justificar al que no lo es?.

Necrobeat



Porque ser cuática no es malo

Monday, September 05, 2005

Amistad a toda Prueba


Maldita solidaridad masculina. En estos días me he dado cuenta que tengo más celos de los amigos de mi pololo que de las minas que se le acercan.

Creo que esto se debe definitivamente a ese aspecto inherente al sexo masculino: ser amigos por sobre todas las cosas.

Las mujeres definitivamente no somos tan solidarias, somos más enamoradas, claro que esto se debe a nuestra capacidad de aceptar cualquier excusa vinculada a temas románticos. Por ejemplo, si tenemos un compromiso con el club de Lulú, pero nuestro pololo está solo, nos necesita o nos recordó que estábamos de aniversario… la mejor disculpa siempre va hacia nuestras congéneres, las que invariablemente entienden la situación.

Con los hombres es distinto, ellos son amigos a toda prueba, son partner antes que pololos. Ellos buscan cualquier evento para juntarse, ya sea jugar fútbol, pescar, ver un partido, etc. y esos son siempre compromisos ineludibles, programados y con cierto aire de formalidad en cuanto al contrato implícito de no faltar.

Nosotras somos más circunstanciales, nos juntamos si estamos solas o aburridas y generalmente es para salir, nunca por el hecho de juntarse como brujas en un buen aquelarre.

Otra de mis dudas es si ellos hablan tanto de nosotras como sucede por estos lados. Siempre son nuestro final de conversación, generan los mejores debates críticos y, sin duda, los mejores pelambres.

Pero creo que nos falta más de ese lado masculino, no dudo que apreciamos a nuestras amigas, pero siento que nos hace falta el querer verlas, saber de ellas y pasarlo bien sólo porque somos amigas y porque estamos juntas.

En fin, creo que en cierta forma los envidio, me gusta su amistad a toda prueba, su capacidad de convertir cualquier situación en un motivo para reunirse y el no necesitar agentes externos para que la conversación fluya, sin que nada ni NADIE se interponga.

Necrobeat.

Porque ser cuática no es malo