Monday, August 29, 2005

Huele a Peligro


Respuesta para Chela Patalera

Desesperación, olor a desesperación. Esta es una de las pocas cosas que nos alertan ante un inminente ataque del sexo opuesto. Se refleja en las miradas, los acercamientos, los toqueteos…susurros… insinuaciones

El olor a desesperación es un mal que presentan muchos de los machos de nuestra especie. Es uno de los síntomas que se genera por la resistencia de las hembras al apareamiento o al simple acercamiento, suele ir acompañado de varios intentos fallidos de conquistar a la hembra.
Extrañamente, el macho lo expele aún más a cada rechazo, generando un efecto dominó en el escape de todas las hembras del medio en el que se desenvuelve.
En las hembras se da un efecto inverso, pues cuando llega al punto de expeler este sutil pero identificable aroma, logra inmediatamente el acercamiento y aceptación de todos los machos a su alrededor, pero al momento que logra concretar el apareamiento, el macho en cuestión desaparece de los alrededores.
Ante esta situación se pueden identificar dos variedades de hembras: depresivas y positivas.
Las depresivas son aquellas que al momento del escape del macho sufren un fuerte cambio en su actitud. Se sienten solas y tratan incontrolable e infructuosamente de buscar al macho en cuestión, al no lograrlo, se frustran y rechazan al resto de la manada masculina, con fuertes crisis de soledad y llantos fulminantes.
Las positivas, en cambio, son aquellas que ayudan a iniciar el proceso de desaparición, escondiéndose ellas antes de que el mismo lo haga primero. Son más impulsivas y tratan de volver a iniciar el proceso con un nuevo macho, escogiendo al que más se adecue a su pedigrí.
Pero es importante recalcar que esto sucede sólo en un período de la vida de estas hembras, puesto que en algún momento de sus vidas (no determinado hasta el momento) conocen al espécimen con el compartirán gran parte de sus vidas.
Esperando haber respondido sus consultas, se despide cariñosamente

Doctora Necrobeat.
NECROBEAT

Monday, August 22, 2005

Hada Madrina


Creo que hoy tuve una visión: me cargan los cuentos de princesas. Esto debe ser particularmente porque no me considero una de ellas y porque siempre soy yo la que rescata al príncipe azul.

Pasa lo siguiente, todas mis parejas son personas con problemas existenciales: problemas familiares, rebeldes sin causa, desencantados del amor, etc. Parece que eso de que a las mujeres nos gustan los malos es verdad.

Tengamos esto claro, los papeles están cambiados. Los hombres ya no quieren rescatar a la princesa, quieren mujeres sin dramas, independientes que no lloren y sin síndrome pre menstrual, o sea, literalmente no salvan a nadie.

Cuántas de nosotras, cuando estamos mal, nos dicen: mi amor, la dejo tranquila para que descanse. Juran que quedan bien parados con esa frase…libres de polvo a paja.
Los cuentos deberían ser sólo cuentos, yo lo sé, pero también sé que nosotras –las cuáticas- siempre estamos ahí cuando nos necesitan ya sea escuchando sus dramas en el trabajo, familiares o sobándoles las espalda cuando se les pasó la mano con los copetes.

No digo que me moleste el tema de ser imprescindible cuando esta mal, por cierto, creo que me encanta serlo, pero no es menos real que muchas veces me gustaría que en los momentos malos la persona que más amo esté a mi lado.

A lo mejor con esto estoy echando por la borda años de lucha femenina, pero pese a lo retrógrados de los cuentos de hadas, me encantaría por una vez sentirme más identificada con la princesa que con el hada madrina.


NECROBEAT

Monday, August 15, 2005

Jodiendo


Mi amor… yo la amo mucho, pero puta que webea!. Ya va como en la tercera vez que me lo dice, creo que es el momento de comenzar con la autocrítica.

A ver… yo sé que le pido que cambie la tele a mano cuando se me pierde el control remoto, o que cuando vuelve de la cocina me acuerdo que faltan las servilletas. La verdad es que este hombre es paciente y que yo muchas veces me siento con derecho por ser la dueña de casa, lo gracioso es que en su casa soy visita y no muevo un dedo.

De verdad lo molesto bastante, pero pongámoslo desde mi perspectiva: cambios hormonales, visita al gine, dolor de pechugas, aguantar que se ponga cariñoso cuando quiero ver la teleserie y un día de mierda arrancando de la mano de un degenerado que casi alcanza mi parte posterior: give me a break!

De verdad que llega un momento en que lo único que quiero en la vida es sentirme niña, que me mimen silenciosamente, me hagan reír, me cuiden y que no critiquen mis molestas peticiones de favor.

En fin, creo que amor y webeo son dos palabras que no pueden ir juntas en una frase. Me molesta, me siento casi suciamente usada, soberamente domada con lo del amor y brutamente golpeada con eso de que weveo, especialmente porque los días que más jodo es cuando estoy especialmente sensible ante el inclemente lenguaje de mi pareja.

Digamos que las mujeres somos totales, bacanes, etc. un 99% del día, pero también hay un 1% donde queremos que los demás nos traigan la leche con galletas a la cama, nos acomoden la almohada y nos den un beso en la frente para prepararnos para la próxima batalla.

Por el momento creo que mi mejor cara de ternura ante el cansancio de mi novio es el camino a seguir. Después de todo, aún me dice que me ama después de que lo webeo.

NECROBEAT

Monday, August 08, 2005

Cómo que nada?



A ver, es de conocimiento común que cuando decimos “nada”, queremos decir: la cagaste.

Cómo es que no son capaces de ir más allá de nuestras palabras. Ya están viejo y peludos, dense cuenta que a nosotras no nos gusta decirlo todo, a veces es bueno que lean entre líneas un poquito.

Yo sé que es más fácil pensar que no nos pasa “nada”, pero deberían saber también que el no pescar implica un futuro terremoto en la relación. Que cuando prefieren “dejarnos tranquilas” no son más que unos desertores de una pelea correctamente iniciada.

“Nada” es una señal, es todo. Lo decimos cuando estamos mal, cuando tenemos problemas, cuando nos sentimos demasiado vulnerables para hablar, pero queremos el cariño de quien tenemos al lado.

Los hombres siempre se quedan con lo que decimos. Por ejemplo si estás tiritando y te ofrecen la chaqueta, acéptala, si dices que no importa te puede dar pulmonía antes que él atine a ponértela caballerosamente en los hombros.

Yo creo que el problema está en que las venusianas y los marcianos llevan años de relación, pero no se saben comunicar. La solución?, sigamos siendo porfiadas, digamos que no nos pasa nada y que ellos hablen nuestro idioma, si ya sabemos lo que es un penal, lo mínimo es que sepan lo que significa “nada”.

Necrobeat

Monday, August 01, 2005

Cuatiqueando


Toda la noche pensando. Esto no puede ser, un pelotudo no me puede quitar el sueño. La verdad es que no es un pelotudo, soy yo la tonta que no sabe ser feliz con lo que tiene.

Pero, ¿no es acaso esa la esencia de una verdadera mujer?, pasarnos rollos e imaginar que el mino que tenemos al lado es lo peor, pensar que nos está cagando y que si bajamos el rollito demás dejará de mirar minas en la calle.

Mujeres… asumamos, los hombres son inherentemente frescos ¿o ustedes creen que todos los clientes de los cafés con pierna son solteros?

Llamémoslo de esta forma: ellos nos dicen CUATICAS, pero no por nada nos convertimos en brujas insoportables, de “corta edad”(pfff) y con demasiadas experiencias de vida asquerosas.
Me declaro incompetente, no sé ser una chica ‘COSMO’ que trata de no reclamar - pa que no se nos asuste el muchacho-. Soy una bruja, hecha y derecha, con ganas de joder cuando veo que a mi pareja se le van los ojos con la pechugona del lado.

Mientras tanto seguiré fumando y validando mis frescuras por las supuestas, y nunca descartadas, noches desenfrenadas que podría tener mi novio.

NECROBEAT